jueves, 15 de julio de 2010

Feliz cump... - sonrío, - Olvídalo.

.
Rima XVII ~ Becquer

Hoy la tierra y los cielos me sonríen;

hoy llega al fondo de mi alma el sol;

hoy la he visto.., la he visto y me ha mirado...

¡Hoy creo en Dios!


(...)


En un principio no quería escribir aquí este día, me parecía una especie de tópico, algo demasiado habitual o predecible. Y luego pensé que no me importaba en absoluto que lo fuese y me forcé a ello. Cosas mías.


El caso es que, por alguna razón que desconozco, he empezado a tenerle fobia - o quizá sea respeto, nunca se sabe - a cierto número de dos cifras. Diecisiete. Un uno y un siete. ¿Y qué? Pues eso mismo me pregunto yo. Un estúpido número de dos cifras que ni si quiera atrae mi atención... Y manda narices el quebradero de cabeza que me está - y seguirá, seguro - dando.

La primera vez que lo pensé, me reí de ello. Diecisete años, ¿eh? ¡Como pasa el tiempo! Y luego me di cuenta - no al mucho - de que en realidad no me hacía ninguna gracia. Oh, shit. Fuck.

Siento que no he hecho absolutamente nada que valga la pena en todo este tiempo; nada. Nunca he sido aficionada a albergar sueños que cumplir - y cuando los he tenido, han seguido siendo simples sueños - y se han ido desvaneciendo. Me he hecho miles de promesas a mí misma que - como ya me esperaba - no cumplí. Cada día he intentado esforzarme en comenzar algo nuevo, algo por lo que luchar; y nuevamente había un problema conmigo y nunca lo lograba.

Y así podría ir desgarrando el fino papel que contiene todo cuanto no he logrado, lo que he perdido en estos años - o no he ganado - , o en todo lo que habiendome esforzado o no, he fracasado. Y como duele esa palabra, ¿verdad? Fracasar. Pero hay algo que - quizá por encima de todo - me ha dolido aun más. Y se resume en un sueño, en una sola palabra: escribir. Escribir. Escribir. Escribir...

[ Pausa para ir al baño. ¿Por qué cada vez mis entradas son más largas? (Risas) ]

Y aqui viene la parte buena - sí, la hay, deja de sorprenderte - que te hace replantearte algunas cosas y que una tímida sonrisa cruce mis labios. Y quizá la única que tiene que ver ligeramente sobre mi cumpleaños.

Imaginad por un momento la situación. Celebras el cumpleaños en la terraza de un familiar casi por puro capricho y por originalidad, no sabes resolverle sus dudas sobre lo que ha de regalarte, y de algun modo le haces gastar su tiempo en tener preparado el lugar. Y tu se lo agradeces, con el alma, pero no esperas nada más. Y como de costumbre, vuelves a equivocarte. Abres la puerta y lo primero que ven tus ojos es a esas personas con una sonrisa, mirándote, y que murmuran un: "no hemos podido hacer nada mejor, cariño". Y miras a tu alrededor, sin que salgan las palabras: las paredes decoradas con globos y piruletas - como cuando eras una niña, recuerdas - , el regalo en una bonita bolsa colgando de un sitio alto para que tu no lo alcanzes - cabrones, piensas entre risas - , y carteles en japonés e imágenes de tu anime favorito. ¿Que tiene de especial? Todo. Absolutamente todo. Porque sabes que a ellos no les atrae ese mundo, no les importan las series, las figuritas o el idioma, porque no entienden de él... Pero se esfuerzan por cambiar eso. Por ti, para hacerte sonreír, porque TÚ sí les importas. Porque se tiran horas mirando en internet para encontrar algo sobre tus aficiones, porque te hacen con sus propias manos un regalo que adoras, porque miran un traductor para felicitarte en japonés, porque hacen una tarta con tu serie, porque van a tiendas y preguntan, y se recorren el centro de madrid; todo para tus libros, tu música, tus extraños gustos...

Y entonces, en el fondo - muy en el fondo - a pesar de todo lo que crees, a pesar de todo lo que sientes, a pesar de todo lo que vives... A pesar de todo, cuando te fijas en pequeños detalles aparentemente sin importancia para otros - detalles que sólo tú eres capaz de ver y de sonreír por ellos - no puedes evitar pensar...

Coño, pues no lo estaré haciendo tan mal, ¿no?



Sonríe; el chocolate sabe mejor si se pega a la comisura de tus labios.

.


miércoles, 7 de julio de 2010

¿Sabe alguien el nombre del cobarde...?

.
Una tarde, dos personas; una televisión y dos miradas vivas que no se pierden ni un solo movimento. No se necesita nada más para divertirse. Y no se necesita nada más que una persona a tu lado para que te hagan daño al enseñarte una verdad absoluta...


- ¡Vamos! - grito con una sonrisa, emocionada - Corre, corre... ¡pero corre, leñe! - me llevo las manos al rostro y dejo caer la cabeza sobre el sofá, - Puff, pero será paticorto... - le gruño a la pantalla.

La persona a mi lado me mira de reojo, se está riendo; a carcajadas sonoras, por mí, por la emoción, por todo.

- Sí, sí, ríete todo lo que quieras, pero me da rabia - se encoge de hombros, - si hubiera sido Forlán la habría metido - digo bromeando, porque hasta hace un minuto pensaba que el partido estaba sentenciado.

- Quizá sí - asiente, - probablemente, pero hay otros jugadores que también son...

- ¿Uruguayos? - le interrumpo, - si, claro, eso es obvio genio - me da un puñetazo en el hombro, - ¡ay! ¿qué? - murmuro, - solo exponía lo evidente...

Suspira, negando con la cabeza divertido y algo burlón.

- Qué listilla - fija de nuevo su atención a la pantalla, soltando un grito de asombro cuando casi empatan de nuevo, - ¡Eso es! Joder, ahora si merece la pena esto... no se rinden hasta el final, ¿eh? - se dirige hacia mí.

Ladeo la cabeza, concentrada en los pies del que lleva el balón.

- Sí, pero sólo quedan un par de segundos del tiempo de descuento - miro el reloj, en ese momento sin saber que el árbitro dejaría dos minutos más por su propio juicio, - es un poco inútil, el partido está acabado - me muerdo el labio ante un nuevo fallo de La Celeste. - Y ya sabemos quien es el perdedor.

Él no me mira y parece que me ha ignorado, pero sé que lo ha escuchado. Y por alguna razón, parece que no le ha gustado mi respuesta. Arrugo el entrecejo mirando la pantalla, ¿qué tiene de malo? Yo pensé que prefería una final contra Holanda.

- ¡Sí, sí...! - se pone de pie de golpe - ¡Vamos, vamos! - yo miro la pantalla, inclinada levemente - oh, oh, imposible - ¿Pero qué...? ¡Uuuuuuuy! - se deja caer en el sofá, riendo. El árbitro va a pitar el final del partido. Se acabó. - Princesa - me llama tras unos segundos; sin mirarme, y yo me giro sorprendida, ¿cuántos años hacia que no le oía decirme así a mi padre? - Mira y aprende de estos chicos; y nunca olvides esto: De los cobardes nunca se han escrito historias. Nunca.


(...)


Zas. Sólo puedo decir eso. A tomar por culo mi cara de indiferencia.

Jodidos uruguayos... - sonrío con ese pensamiento, aunque por alguna razón la sonrisa no llega a mis ojos, - eso ha dolido.

(...)





Y aunque parezca que no tiene nada que ver - dependiendo del punto de vista, puede significar algo, mucho, o quizá nada - quería ponerlo. Supongo que en el amor tampoco es bien recibido ser cobarde - o eso dicen - aunque por el momento, eso no tiene nada que ver conmigo.


" Nothing you can sing that can't be sung ... "


Y un pequeñito gracias para ti, Diego. Por la canción.
.


.