- Este verano iremos a ver los fuegos artificiales. Es mi sueño.
- Vale.
- Quiero ir al festival, al festival Kiri y a la playa… siempre contigo. Quiero tener muchos recuerdos contigo.
- No es que me guste mucho la palabra “recuerdo”.
- ¿Eh? ¿Por qué no?
- No sé… En mi clase de lengua del colegio, me tocó leer una historia.
- ¿Cuál?
- Se llamaba “¿De qué color va vestida esa chica?” ¿La conoces?
- Nop.
- Dos chicas, A y B, recordaban una vieja historia juntas. Y se pusieron a discutir por un dibujo que estaba colgado en una de las paredes del rellano de la escalera del colegio al que iban. En él se veía a una niña cogiendo flores ante la puesta del sol… ¿En serio que no la conoces?
- Hnn...Qué va.
- Pues A dijo: “Ah, qué recuerdos. Te refieres al dibujo de la niña con ese vestido amarillo tan bonito, ¿no?” A lo que B respondió: “¡No, el vestido era rojo, igual que la puesta de sol!” “¡Era rojo!” “¡Qué va, fijo que era amarillo”! “Vale, ¿pues entonces por qué no vamos y lo comprobamos?" Las dos chicas, llenas de entusiasmo, llegaron al viejo y nostálgico colegio. “¿De qué color era el vestido de la niña?”
- ¿De qué color era?
- Pues… no tenía color. No era más que un dibujo en blanco y negro. El vestido que esa oscura silueta llevaba no eran más que unos garabatos negros. Y, así todo, las chicas estaban seguras de que ese vestido era de algún color. ¿Ves? Los recuerdos son algo muy borroso. Se tiende a dar color a algo que no tenía, a hacer las cosas más dramáticas de lo que eran, a idealizar otras… Se le da más significado del que realmente tenía. Por eso ya no me creo nada en cuanto a “bonitos recuerdos”.
- ¿En qué crees entonces?
- En ti. Sólo en ti. En lo que tengo justo delante.
(...)
"We didn't do anything wrong, we didn't fail, Nor did we lie. And although at that time we did our best... The memories, the thoughts... Time has changed it all "
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