martes, 14 de septiembre de 2010

¡Hoy no se duerme!

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7:15 Gente que canta canciones bajo mi balcón en un estado dudoso de sobriedad.

8:30 Cierto idiota se queda dormido y me despierta con el barullo.

9:27 Necesidades en las que no entraré en detalles.

10:36 Día que no apago el móvil por la noche... día que suena por la mañana. Número desconocido.

10:48 Una chica china con su característico "Carteloooo" . Fascinante que haya alguien que se lo tragase y abriese.

11: 23 Suena el teléfono. Segun descuelgo, se oye un "piii"

11:42 El Cartero. Pero el de verdad. Y nadie quería abrirle porque no se lo creían... Yo abrí.

(...)


He dormido tres horas. Y ahora mismo - bueno, no ahora, a las 11:42 - me he levantado con un humor similar al de un perro rabioso - pero sin morder - , así que necesito una pequeña dosis de uno de los maestros del humor que tanto me fascina... Let's go!


- “Suerte es mi tercer nombre”, dijo Rincewind. “Eso sí, mi segundo nombre es Mala”.

- “Conozco a las personas que hablan de sufrir por el bien común. ¡Nunca son ellos, joder! Cuando oyes a un hombre gritar: ¡Adelante, bravos camaradas!, verás que siempre es el que está detrás de la jodida roca enorme, y el único que lleva el casco realmente a prueba de flechas.”

- Rincewind es una de esas personas que se mete en el camino de su propia felicidad. Si estuvieran lloviendo besos, él sería la única persona con paraguas.

- “Digamos solamente que si el caos completo y absoluto fuera un relámpago, él sería la clase de persona que se plantaría en la cima de una montaña, durante una tormenta, llevando una armadura de cobre húmeda y gritando ''Todos los dioses son unos bastardos” - dijo.

- "¡Cállate y dime lo que eshtá hashiendo el otro idiota!". "No, pero mira, si me he de callar, ¿como quieres que...?". El cuchillo que había contra su garganta se convirtió en una punzada dolorosa y Rincewind decidió dejar pasar la lógica por esta vez.

- El viejo shaman dijo cuidadosamente: "No acabas de ver a dos hombres pasar cabeza abajo en una escoba y gritándose el uno al otro, ¿verdad?". El chico le miró. "Por supuesto que no", dijo. El anciano suspiró aliviado. "Gracias a los dioses", dijo. "Yo tampoco".

- Se habló de poner una estatua a Rincewind pero, por la curiosa química que tiende a aplicarse en estos asuntos tan delicados, enseguida se convirtió en una placa, después en una anotación en el Libro de Honor, y finalmente en una moción de censura por ir vestido incorrectamente.

(...)




Ay, así sí puede empezar una la mañana. ¡Qué refrescante!
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2 comentarios:

  1. Llevo un rato pensando en cómo dejarte un comentario decente acorde con la entrada, pero mi imaginación no da para algo así.

    Aunque, ¿sabes qué?, sí que tengo el comentario hecho, a pesar que no tenga nada que ver. ¿Quieres leerlo? Ahí va:

    Te quiero.

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