sábado, 18 de junio de 2011

You and me

.
Ay.

Si te digo que no tengo ni idea de qué escribir. Si te digo que no sé cómo empezar esto, ¿me creerías?


No es muy tarde. Son ahora mismo las 22:18 pm. Y pienso, mierda, jikan ga nai! (te tocará preguntar pos su significado si quieres saberlo) Quedan concretamente 1h 37 min - irremediablemente, el tiempo ha pasado mientras escribo - para que acabe este día. Que, por si no te has das dado cuenta - cosa poco probable - viene siendo 18 de junio.

Asi que sobra decir que esta entrada es únicamente por y para ti.

So... let's do this princess!

(...)

Supongo que podría empezar diciendo esa palabra de once letras que estás esperando, sí, pero sería demasiado previsible y común. Además, me gusta hacerte sufrir, aunque sea un poquito.

Veamos, son ya qué, ¿catorce, quince años...? Sí, quince años desde que te conocí. O desde que tú me conociste, o nos conocimos mutuamente. ¡Qué más da! Realmente, son quince años desde que te vi por primera vez, y quince años que llevo conociéndote. Y los que me quedan, espero.

Porque nunca dejarás de sorprenderme. Porque eres única, porque eres especial, porque eres diferente. En definitiva, porque eres . Quizá sea contradictorio pero, a pesar de creer conocerte lo suficiente para poder "describirte" en una palabra, dos quizá, no puedo. No es que no quiera, o que realmente no sepa como eres, lo sé, bastante bien... pero una palabra no sabe cómo eres, y dos tampoco lo hacen. Puede que yo sí, pero ellas no. No hay una palabra que digas: "¡eh, esta es! ¡Así podría referirme a ti si no usase tu nombre!". Tú eres tú, nada más. Suena estúpido, sí, pero así están las cosas. Te aguantas.

He conocido muchas facetas de tí. Facetas distintas, algunas en un extremo y las otras en su opuesto, otras curiosas, algunas quizá extrañas, puede que incluso alguna que no llegase a gustarme (casi puedo verte la cara al leer eso, no te asustes, ¡boba!); todas ellas diferentes. Y todas formando parte de un todo, todas ellas entrelazadas para formar ese "yo" que te representa, que bueno, en este caso, sería más bien en un "", que desde tu punto de vista sería ese "yo", ahora que lo pienso... Olvida ese trabalenguas, tú me entiendes, ¿no? Vaya, ¡que pregunta!, siempre lo has hecho.

Veamoslo de este modo, ¿vale? Cuando supimos de la existencia de la otra, la primera vez, estabamos divididas. Había un yo y había un . Dos palabras. Dos entes. Dos vidas. Dos colores. Y después esos dos colores se juntaron; entonces ya no había azul o morado, sino un... ¿qué color salía cuando juntabas azul y morado? ¡Jopé, eso lo dimos en nuestras clases de dibujo! Bueno, es igual, a lo que iba. Ya no hay más un yo o un tú, ahora hay un nosotras.

De algún modo, dos vidas y una sóla a la vez.

He crecido contigo. He despertado contigo. He comido contigo. He leído contigo. He actuado contigo. He dibujado contigo. He cantado contigo. He nadado contigo. He bailado contigo. He alucinado contigo. He perdido el tiempo contigo. He discutido contigo. He soñado despierta contigo. He viajado contigo. He bromeado contigo. He trabajado contigo. He disfrutado contigo. He pelado contigo. He ganado y perdido contigo. He reído contigo. He llorado contigo. He corrido contigo. He jugado contigo. He dormido contigo. He soñado contigo (Si a estas alturas empiezas a pensar que esto tiene algún significado romántico, ¡vigila esas hormonas!)

Simplemente he VIVIDO contigo, a tu lado.

Miro el reloj, el cual, me devuelve la mirada, más o menos. Son exactamente las 23:21. Me pongo nerviosa, me remuevo y no paro quieta en el sitio. De algún modo siento que, si no consigo terminar esto, habré fallado. Te habré fallado (casi puedo oír el "¡pero que tonta, no digas eso!")

Sinceramente, no sé que más decir. Estoy nerviosa y con la boca seca como una niña pequeña cuando se sube a su primera bici, o como cuando vas a declararte al chico que te gusta, nudo en el estómago incluido. Vaya chorrada, ¿no? Sentirse así, quiero decir. Pocas veces me cuesta tanto que salgan las palabras, ¡es por tu culpa!. Ya puedes empezar a sentirte culpable (risita).

Sabes que - entre muchas otras cosas, y no todas buenas - a veces soy un poco orgullosa. Bastante. Muy mucho, diría yo. Y también sabes, al igual que yo, que no siempre demostramos lo que sentimos. Cada vez me gusta menos hablar de mis cosas o de sentimientos, porque cada vez son más difíciles de explicar, de entender y, en definitiva, de lidiar con ellos. Que, como tú dices, a veces no demostramos o decimos lo que realmente queremos. Que con el tiempo, la distancia física crece, a pasos agigantados, pero no nos distanciamos realmente. Que a penas nos vemos según pasan los años, que cada vez son menos y más rápidas las oportunidades de hablar, de reír, de abrazarnos, de confíar, de ser tú y yo en un mismo tiempo y lugar.

Que puede que nuestro futuro no sea el mismo. Que quizá tu acabes siendo médica y yo escritora. Que quizá tu ayudes a la gente a vivir y yo a soñar. Que quizá tu acabes viajando por todo el mundo y yo en Japón. Lejos, muy lejos la una de la otra.

Pero, a pesar de todo eso, espero que sepas que te quiero. Se queda muy, muy, pero muy corta esa palabra. Tras estos quince años decir que simplemente "te quiero" suena ridículo. Pero no queda otra, así que espero que sepas lo que ese "te quiero", tan simple y vulgar, significa realmente.

Que amo tu sonrisa, tu mirada, tu voz, tus sueños, tu tranquilidad, tus "prontos", necesitarte, tu forma de gritar, de reír, de enfadarte, de pensar, de mentir...

Que me encanta la cara que pones cuando llegas tarde a un sitio, cuando juegas al baloncesto con tu coleta hecha con prisas, cuando me pides consejos o ayuda con tu danza del vientre, cuando sé lo que vas a decir antes que tú misma, cuando con una mirada nos lo decimos todo...

Que te amo.

Que me encantas.

Y que espero, de veras que espero, que nada de eso cambie.

Ni hoy, ni mañana, ni nunca.

(...)

Siento haberte hecho esperar, aquí tienes tu palabra de once letras.

FELICIDADES.

Ojalá pueda seguir a tu lado en tu diecinueve cumpleaños.

Siempre juntas.

Que si tú eres la manecilla de la hora, entonces yo soy la del minuto.
Que si la manecilla de la hora se detiene, también lo hará la de los minuto
s.
Si mostramos el mismo tiempo,
no importa cuantas veces recorramos caminos distitnos.
Nos encontraremos


.

No hay comentarios:

Publicar un comentario